Por Jonas Dobias [1]
El Niño es un fenómeno océano-atmosférico que incide en la climatología en distintas regiones del mundo, por lo cual su evolución debe ser monitoreada continuamente ya que el mismo tiene impactos en distintos sectores, como lo es en la generación hidroeléctrica, agricultura y alimentación, entre otros. Anticiparse a los efectos de este fenómeno mediante pronósticos hidro-climáticos puede contribuir a una mejor planificación hidrológica, minimizando así los impactos que el mismo puede ocasionar en las distintas actividades sociales y económicas de un país.
“El Niño” es un fenómeno de interacción océano-atmosférica que se forma en el Océano Pacífico Tropical donde se observa una oscilación en las presiones atmosféricas, conocida como El Niño Oscilación del Sur (ENOS). Por teleconexiones atmosféricas, los efectos de ENOS se reflejan a largas distancias, influyendo en las temperaturas y precipitaciones pluviales a nivel global, incluyendo eventos extremos como los son sequías e inundaciones. El fenómeno El Niño, o ENOS en su fase cálida, se desarrolla en promedio una vez cada cuatro años, sin embargo su ocurrencia puede variar dentro del rango de dos a siete años y puede llegar a repetirse durante dos años consecutivos. Típicamente El Niño tiene una duración promedio entre nueve y doce meses, inicia su formación entre junio y agosto, alcanza su pico o máxima intensidad entre diciembre y abril y, finalmente regresa a sus condiciones neutras entre los meses de mayo y junio del siguiente año (“Climate Prediction Center/National Oceanic and Atmospheric Administration” -CPC/NOAA -).
En ciertas regiones de Guatemala y Centroamérica, durante el verano boreal, los episodios de El Niño normalmente se manifiestan con un incremento en las temperaturas ambiente sobre el promedio histórico y una reducción de las precipitaciones pluviales, principalmente en áreas de la costa, boca-costa y meseta central. Los efectos y comportamiento de un episodio de El Niño nunca se repiten, mostrando variaciones en cada evento lo que lo hace difícil de pronosticar con certeza (OMM, 2004).
El fenómeno se caracteriza por el calentamiento de las aguas superficiales en el Centro y Este del Océano Pacífico Tropical, y una reducción en la velocidad de los vientos a baja altitud que soplan hacia el Noroeste en la misma región (vientos Alisios). Otra particularidad es el aumento de la presión atmosférica a nivel del mar en la región Oeste del Pacífico y una disminución de la misma en el Este.
[1] -Msc. en recursos hídricos, Universidad Técnica de Lund Suecia. Hidrólogo en la Comisión Nacional de Energía Eléctrica. Guatemala agosto del 2015.